domingo, 5 de enero de 2014

Sufres, y lloras.

Y de repente ves que todo ha cambiado. Incluso tu manera de sonreír ya no es la misma, y es ahí, justo en ese momento en el que te das cuenta de que ya nada es como antes.

Sientes que ya no eres igual, sufres más que sonríes. Ya es algo habitual eso de estar deprimida.

Ni te levantas con fuerzas, ¿para qué? Piensas. Todos los días van a ser así. Ahora sí que estás sola.

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